Tener un hosting o un servidor rápido, una red rápida y una web optimizada son puntos claves, pero existe un factor intermedio que también interviene (y mucho) en la velocidad de carga de una página web: los DNS.
Un servidor DNS es un servidor de resolución de nombre de dominios. No nos vamos a meter en tecnicismos impracticables, vamos a lo básico: el servidor en el que está nuestra página web tiene una dirección IP, por la que deberíamos de entrar a nuestra página web mediante esa IP. ¿Qué ocurre? Que es prácticamente imposible aprenderse de memoria las direcciones IP de las páginas web que visitamos diariamente, además de que sería incómodo y para nada atractivo. Para solucionar el problema de las direcciones IP se crearon los dominios, nombres con extensión que significan lo mismo que una dirección IP, pero mucho más atractivos para las personas. Sabiendo cuál era el problema y cuál es la solución, necesitábamos algo para traducir automáticamente las direcciones IP en dominios y viceversa, para ello, se crearon los servidores DNS.
Un servidor DNS es una base de datos donde se almacenan las direcciones IP y su traducción en dominio; estos servidores consumen muy poco dado que la base de datos no es muy grande y cada vez que pedimos al servidor que resuelva un dirección, lo hace prácticamente al instante sin ningún esfuerzo. Sabiendo todo esto, y si pensamos en un esquema sobe cómo funcionan los DNS, resumimos que nuestro ordenador se conecta con un servidor DNS, resuelve la dirección IP y nos envía el dominio, pudiendo nuestro navegador acceder a la página web.